La Revolución de Abril de 1965, entre la censura y la resistencia informativa

Luis Alberto Fernández
5 Min Read
Divulgación: Este sitio web puede contener enlaces de afiliados, lo que significa que puedo ganar una comisión si haces clic en un enlace y realizas una compra. Solo recomiendo productos o servicios que uso personalmente y creo que aportarán valor a mis lectores. ¡Tu apoyo es apreciado!

Santo Domingo. – La Revolución de Abril de 1965, que buscaba restituir el gobierno constitucional de Juan Bosch, representó no solo una lucha armada, sino también una intensa batalla mediática.

En sus primeros días, los principales periódicos del país, como El Caribe, Listín Diario y La Información, cesaron sus publicaciones debido al caos y la censura impuesta por los sectores militares y políticos contrarios al movimiento constitucionalista. ​

Ante este vacío informativo, surgieron medios alternativos como Patria, La Nación y La Hoja, que se convirtieron en portavoces de los ideales constitucionalistas y en cronistas de los acontecimientos desde la perspectiva de los insurgentes. Estas publicaciones, muchas veces elaboradas en condiciones precarias, jugaron un papel crucial en mantener informada a la población y en contrarrestar la narrativa oficial. ​

La radio también desempeñó un papel fundamental. Emisoras como Radio Santo Domingo, bajo control de los constitucionalistas, transmitían mensajes de resistencia y llamados a la unidad nacional, mientras que estaciones alineadas con el gobierno de facto difundían propaganda en contra del movimiento. Esta dualidad mediática reflejaba la polarización del país y la importancia de la comunicación en tiempos de conflicto. ​

En las zonas rurales, donde el acceso a los medios era limitado, la información llegaba principalmente a través de relatos orales y de las pocas emisoras que lograban transmitir más allá de la capital. La Voz de la OEA, por ejemplo, era una de las pocas fuentes internacionales que ofrecía noticias sobre la situación en el país, aunque su alcance era restringido. ​

A 60 años de la Revolución de Abril, la labor de estos medios alternativos y de los comunicadores que arriesgaron sus vidas para informar se reconoce como un pilar en la defensa de la democracia y la libertad de expresión en la República Dominicana. Su legado perdura como testimonio de la importancia de una prensa libre y comprometida en tiempos de crisis.

La Revolución

Un día como hoy, 24 de abril, se conmemora el inicio de la Revolución de Abril de 1965, un levantamiento cívico-militar que marcó un antes y un después en la historia reciente de la República Dominicana. Este conflicto, que se extendió hasta septiembre del mismo año, tuvo como epicentro la lucha por el retorno del orden constitucional encabezado por el derrocado presidente Juan Bosch.

Los orígenes del conflicto se remontan al golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963, que interrumpió el mandato de Bosch e instauró el Triunvirato, una forma de gobierno que perdió apoyo popular hasta su colapso con el estallido del levantamiento armado.

La rebelión se consolidó la mañana del 24 de abril con acciones militares en el campamento 16 de Agosto y la base militar ubicada en la avenida 27 de Febrero, en Santo Domingo. El movimiento, impulsado por militares jóvenes y civiles comprometidos con la Constitución de 1963, buscaba derrocar al gobierno de facto de Donald Reid Cabral.

Dos bandos se enfrentaron en el conflicto: los constitucionalistas, liderados por el coronel Francisco Alberto Caamaño, que exigían el retorno de Bosch y la restauración constitucional; y el sector leal al general Elías Wessin y Wessin, defensor del statu quo.

A medida que las horas avanzaban ese 24 de abril, miles de ciudadanos comenzaron a movilizarse en apoyo al alzamiento, protagonizando marchas espontáneas y manifestaciones en diferentes puntos del país. Lo que inició como una insurrección, pronto se convirtió en una verdadera guerra civil, que atrajo incluso la intervención militar de los Estados Unidos bajo el argumento de evitar una supuesta amenaza comunista.

Hoy, 59 años después, se recuerda aquella jornada como un símbolo de lucha por la democracia, la soberanía y el derecho del pueblo a decidir su destino.

Share This Article