A TODAS LAS PERSONAS SE LES OTORGA EL ESPÍRITU SANTO
_“En los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán”_
_(Hechos 2:17- 18)_
En algunos lugares, el seis de enero de cada año se le conoce como la Navidad de los gentiles porque en ese día se celebra la llegada de los Reyes Magos para adorar a Jesús. Estos sabios gentiles, o sea, personas no-judías, estudiaban las estrellas y, cuando vieron una nueva, sabían que era la señal que Dios les había dado acerca del cumplimiento de la promesa que les había hecho a Adán y a Eva, acerca de enviar al Salvador al mundo. Este Salvador, Jesús, a quien Dios ya había prometido hacía mucho tiempo, ya había nacido en Belén.
Los Reyes Magos estaban entre aquellos en quienes Dios derramó su Espíritu Santo, aunque ellos no vivían todavía en la parte de los nuevos tiempos que llegarían al mundo después de la vida, muerte, y resurrección, de Jesús. En ese tiempo, predicho por el profeta Joel, Dios derramaría su Espíritu Santo sobre TODAS las personas y eso es lo que Pedro explica el día de Pentecostés, cincuenta días después de que resucitó Jesús de entre los muertos, cuando dijo las palabras del texto de los Hechos.
Nosotros también somos prueba de que Dios continúa derramando su Espíritu sobre todas las personas. Por ejemplo, pecamos y no siempre hacemos la voluntad de Dios en nuestra vida. Sin embargo, Dios hace brillar su gracia sobre nosotros. A través de su amor que no merecemos, Dios nos convierte en “sabios”, es decir: personas que son verdaderamente sabias en cuanto a la vida espiritual. Sabemos y creemos que Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores y que eso incluye a nosotros.
Ahora vivimos en los últimos días, que están comprendidos entre la primera venida de Cristo y la Segunda, y Dios sigue derramando su Espíritu en nosotros por medio de la Biblia. Aunque ya se ha cumplido la obra de Cristo de salvar al mundo, todavía hay mucho trabajo que hacer antes de que él venga nuevamente en el último día. Al predicar y enseñar la palabra de Dios, queremos que toda la gente sepa del amor y de la misericordia de Dios en Cristo Jesús.
Dios nos invita a participar en esta obra misionera. Cada vez que le contamos a alguien acerca de lo que Dios ha hecho por nosotros, estamos llevando a cabo esta obra de Dios. Al hacerlo, podemos estar seguros de que el Espíritu Santo se derrama en esa persona cuando le contamos acerca del amor de Dios. ¡Que Dios le lleve a recibir su Espíritu en su corazón y en su mente!
*Oración:*
_Espíritu Santo, tú has sido derramado en nuestro corazón a través de la predicación de la palabra de Dios. Por favor, sigue usándonos para compartir las buenas nuevas con otros. Amén._
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_(Lectura de la Biblia en tres años: Números 1:1–10, Marcos 5:6–11)_